Me envuelvo en el silencio,
silencio que me regalas a manos
llenas.
Elocuente y matizado,
tan enorme en su plenitud…
que se tiende de norte a sur.
Cubre todos los resquicios,
aquellos recovecos oscuros,
hasta la plenitud de la luz.
Es el regalo que me ofreces…
no es una negación,
ni afirmación tajante.
Solo es la tangible y espesa soledad…
aquella soledad que acompaña,
que hace madre al silencio.
Un regalo único…
envuelto en silencio.
Reme Gras.