Atardecer de verano,
de paredes blancas,
encaladas,
de cigarras gritonas…
sin dar tregua al
descanso.
Ese zumbido
estridente…
que se une en el
ocaso
al grito incesante de
los grillos,
orquesta plomífera y
agotadora.
Recuerdos de verano,
de calima y botijo,
de tardes al fresco
de la parra,
y cotilleo de
vecinas.
Calles de tierra
polvorienta,
regadas con caldero
de zinc,
aromas de jazmines.
Mosquitos disfrutando
el festín
noche prometedora,
gentes en la calle,
ansiando el frescor de la noche.
Reme Gras.
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