Con el roce, tacto, contacto…
En aleteo de mariposas,
suave y constante más allá de la piel
entrelazando el alma.
No preciso alcanzar
el infinito,
sólo bucear, en las aguas oscuras de tus ojos
envolverme en el abrazo de tus pestañas,
y crecer con tu
propio latido.
Mi piel se perpetúa en la caricia,
se crece y expande por la tuya,
complementando la unión espiritual.
De piel a piel…
Del alma al espiritu
de corazón a corazón.
Palpito con el pulso de tu latido,
y me expando cuando despierto tu suspiro.
Reme Gras.
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